Módulo D. Competencias directivas y estilo de liderazgo. Ética
y responsabilidad pública
DECÁLOGO
CON LAS MEJORES PRÁCTICAS DIRECTIVAS
Entendemos
como competencias directivas, “el conjunto integrado de conocimientos,
habilidades, aptitudes, valores y actitudes que deben poseer las personas
empleadas en la Administración pública para desempeñar de forma excelente sus
funciones directivas”.
A continuación
se detalla un decálogo con las mejores prácticas directivas sobre
“Liderazgo y motivación”.
“Liderazgo y motivación”.
A)
LA MOTIVACIÓN LABORAL
La motivación es
el resultado de dos mecanismos:
Recompensa
Placer
La motivación
puede tener su origen en factores ambientales (ventana), externos al individuo,
o en factores cognitivos, internos.
Habitualmente,
la motivación surge cada vez que una persona siente una carencia, una ruptura
de su equilibrio, y esta se convierte en una necesidad que esa persona tratará
de satisfacer mediante una acción, una conducta.
Se pueden
clasificar en dos tipos:
Las
motivaciones fisiológicas, tienen su origen en las necesidades fisiológicas del
organismo: sed, hambre, miedo, dolor, placer-.
Las
motivaciones sociales se adquieren durante el proceso de socialización, y varían
de un individuo a otro: dinero, posición, social, prestigio, comunicación.
B)
TEORÍAS SOBRE EL LIDERAZGO.
El liderazgo
es uno de los temas más estudiados en el campo de la dirección y administración
de empresas. Como resultado se han formulado diversas teorías que se pueden
clasificar en tres grandes grupos:
Teorías de rasgos de
personalidad. Identifican las características
determinantes de la personalidad del líder.
Teorías sobre los estilos de
liderazgo. Se ocupan de estudiar las maneras y estilos de
comportamientos adoptados por el líder.
Teorías situacionales o
contingentes de liderazgo. Consideran que el
comportamiento del líder se ha de adecuar a las circunstancias de la situación.
A estos tres
grupos, se pueden añadir las aportaciones realizadas en los últimos años, que
se refieren a conceptos como liderazgo carismático,
liderazgo visionario, liderazgo transformacional o liderazgo de servicio, las cuales ofrecen una
nueva visión de este tema.
I.
TEORÍAS DE LOS RASGOS DE PERSONALIDAD.
Es la primera
teoría que existió sobre el fenómeno del liderazgo. Es la corriente que intenta
estudiar los rasgos para establecer cuáles son los que caracterizan a los
líderes. Para estas teorías, el líder posee unos rasgos específicos de
personalidad que lo diferencian de las demás personas. Se trata de una serie de
teorías que se esfuerzan por identificar dichos rasgos, con el objeto de dotar
a la empresa de una base sobre la que seleccionar a las personas idóneas para
ocupar los puestos en los que el liderazgo es fundamental, principalmente para
puestos directivos.
Cada autor
identifica una serie de rasgos que se pueden agrupar en:
- Rasgos
físicos: energía, apariencia, estatura,
peso, madurez, etc..
- Rasgos
intelectuales: entusiasmo, autoestima,
combatividad, adaptabilidad, juicio, capacidad de decisión, conocimientos,
facilidad de palabra, autocontrol, etc..
- Rasgos
sociales: cooperación, habilidades
interpersonales, habilidad administrativa, sociabilidad, tacto,
diplomacia, equilibrio emocional, etc..
- Rasgos
relacionados con la tarea: interés en la
realización, iniciativa, aceptación de
responsabilidades, persistencia, etc..
La realidad, se ha encargado de demostrar, que
esta es una tarea imposible, dado que, por ejemplo, personas como Martin Luther
King, Juana de Arco, Nelson Mandela, etc., todas líderes, presentan diferencias
importantes entre sí. Esto puede ser así, debido a que en los primeros
cincuenta años de su investigación, se realizaron estos estudios en líderes
pertenecientes al ejército.
Aún así, se
identificaron una serie de características comunes en los líderes:
Deseo de dirigir.
Desean influir en otros y dirigirlos. Para ello, están dispuestos a aceptar
responsabilidades.
Confianza en sí mismo. Sin dudas sobre sí, para convencer a sus
seguidores de la corrección de sus metas y decisiones.
Agente de cambio.
Se perciben como agentes de cambio radical, más que como guardianes del statu
quo.
Visión.
Tienen una meta idealizada, o sueño, que propone un futuro mejor que el del
statu quo.
Capacidad de articular la visión.
Son capaces de esclarecer y establecer la visión en términos comprensibles para
los demás.
Convicciones firmes acerca de la
visión. Percibidos como poseedores de mucha energía,
iniciativa y de un fuerte compromiso, están dispuestos a asumir altos riesgos
personales para alcanzar su visión.
Sensibilidad ambiental.
Hacen evaluaciones realistas de las restricciones ambientales y los recursos
necesarios para producir el cambio.
Honradez e integridad.
Construyen relaciones de confianza con sus seguidores. No engañan y muestran
consistencia entre palabras y hechos.
Competencia técnica.
Conocimientos que se relacionan con el puesto ocupado.
Inteligentes.
Inteligencia para reunir, sintetizar e interpretar la información, crear
visiones, resolver problemas y tomar decisiones correctas.
No obstante,
gran parte de los investigadores creen que, el enfoque de los rasgos es
inadecuado para predecir con éxito el desempeño del liderazgo, al menos por
estas razones:
·
Aunque se han detectado más de cien
rasgos de la personalidad de los líderes exitosos, no se han detectado patrones
sólidos.
·
El modelo de los rasgos relaciona
características físicas con liderazgo eficaz. Sin embargo, se ha demostrado que
este, se relaciona también con las exigencias de las situaciones que se
presentan al líder.
·
El liderazgo es demasiado complejo
para relacionarlo exclusivamente con la personalidad del líder.
Por estos
motivos, las teorías basadas en los rasgos han perdido crédito, cediendo su
lugar a otras teorías, como las analizadas a continuación.
II.-
TEORÍAS SOBRE LOS ESTILOS DE LIDERAZGO CONDUCTUALES.
Cuando se hizo
evidente que los líderes eficaces no parecían presentar rasgos o
características distintivas, los investigadores trataron de identificar los
comportamientos que les conferían esa cualidad. Esto es, en vez de intentar
descubrir la naturaleza de esos líderes, los investigadores trataron de
averiguar lo que hacían: cómo delegaban funciones, cómo se comunicaban con sus
subordinados y los motivaban, cómo realizaban su trabajo, etc.. A diferencia de
los rasgos, los comportamientos pueden aprenderse. De eso se deduce, que los
individuos capacitados en los comportamientos apropiados de líder pueden
dirigir con mayor efectividad.
La mayoría de
estudios sobre la conducta de los líderes se realizan en las Universidades de
Michigan y Ohio (desde los años 40). Estos estudios se basan en que, los
líderes eficaces, ayudan a los individuos y a los equipos al logro de sus metas
de dos formas. Por un lado, a través de las relaciones orientadas a la tarea,
centrando la atención en la cantidad y calidad del trabajo realizado. Por otro
lado, a través de la consideración y el apoyo a los individuos que intentan
lograr metas personales, con soluciones polémicas, manteniendo contenta a la
gente, alentándola y proporcionando reforzamiento positivo.
Por su parte,
Lewin identifica dentro del enfoque comportamental tres tipos de liderazgo. En
primer lugar se encuentra el líder ‘autocrático’ caracterizado por ser el que
toma las decisiones, inicia la acción, asigna responsabilidades, determina qué
debe hacer cada uno y como, exige obediencia y adhesión a sus decisiones y
motiva y controla al subordinado.
Por otro lado,
se encuentra el líder ‘democrático’, el cual permite la intervención en la toma
de decisiones, pero sin delegar su responsabilidad, consulta a los
subordinados, escucha y analiza las ideas y opiniones de los mismos, acepta las
contribuciones que pueden ser útiles, pregunta en vez de decir y promueve el
sentido de equipo.
En último
lugar, está el líder ‘laissez-faire’ que se caracteriza por delegar la
autoridad para tomar decisiones, deja libertad de acción, espera que los
subordinados asuman sus responsabilidades, establece poco contacto con los
estos y no controla, ni apoya, ni motiva a los mismos.
Cada uno de los
estilos será adecuado en función de las distintas circunstancias y
características de los miembros que formen el grupo de trabajo. Por ejemplo, es
recomendable el estilo ‘autocrático’ cuando el tiempo es limitado, cuando los
subordinados no poseen los conocimientos o habilidades necesarios, cuando el
grupo no se conoce entre sí, cuando las decisiones son urgentes o cuando la
situación es límite.
Sin embargo,
el segundo estilo, ‘democrático’, es aconsejable cuando hay tiempo suficiente,
no existe un sentimiento de equipo, el grupo está motivado o existe cierto
grado de conocimiento y habilidades.
El estilo
‘laissez-faire’ se puede realizar cuando existe el sentido de equipo, cuando
los miembros poseen un alto grado de conocimientos y habilidades, una alta
motivación de los subordinados o la rutina resulta familiar.
Por otro lado,
Blake y Mouton desarrollaron un instrumento gráfico para identificar el estilo
de liderazgo denominado parrilla, red o
grid gerencial o del liderazgo, utilizando dos variables: preocupación por las personas en el eje Y, y preocupación por la producción en el eje X.
La preocupación por la persona se
interpreta de forma amplia. Incluye elementos como el grado de compromiso
personal con el logro de las metas, el mantenimiento de la autoestima de los
trabajadores, la asignación de responsabilidades en base a la confianza más que
a la obediencia, el mantenimiento de buenas condiciones de trabajo y las
relaciones interpersonales satisfactorias.
La preocupación por la producción se concibe
como la actitud de un supervisor hacia una amplia gama de aspectos, tales como,
la calidad de las decisiones sobre políticas, procedimientos y procesos,
creatividad en la investigación, calidad en los servicios de asesoría,
eficiencia en el trabajo y volumen de producción.
Las variables
tienen nueve posiciones en cada eje, lo que da ochenta y una modalidades de
liderazgo, de las cuales se destacan cinco posiciones clave.
- ESTILO
1.1 (Desertor), en el que el líder aporta el mínimo esfuerzo para el
cumplimiento del trabajo, sólo el necesario para conservar la integración
en la organización.
- ESTILO
9.1 (Autoritario), el líder se concentra en la eficiencia de la tarea,
pero se despreocupa por el desarrollo y la moral de sus subordinados.
- ESTILO
1.9 (Misionero), el líder presta especial atención a las necesidades de
las personas, con lo que se fundamentan unas relaciones satisfactorias,
una organización amable y amistosa y un ritmo de trabajo más cómodo.
- ESTILO
5.5 (Compromiso), las metas de este estilo son una eficiencia de tarea
adecuada y una moral satisfactoria.
- ESTILO
9.9 (Participativo), el líder facilita la eficiencia de tarea y una moral
elevada, al coordinar e integrar las actividades relacionadas con el
trabajo y las relacionadas con las personas.
III.
TEORÍAS DE CONTINGENCIA
Tras hacerse
evidente que predecir el éxito en el liderazgo requería algo más elaborado que
aislar unos cuantos rasgos del líder o determinar comportamientos deseables,
aparece un enfoque basado en las influencias situacionales.
Las teorías
situacionales o de contingencia centran su interés en descubrir las variables
que permiten que, ciertas conductas de liderazgo, sean efectivas en una
situación determinada.
Cuatro son las
variables que se repiten con más frecuencia en estos estudios (Hellriegel y
otros, 1998):
- Las
características personales del líder.
- Las
características personales de los empleados.
- Las
características del grupo.
- La
estructura del grupo, departamento y organización.
En este
enfoque destacan el modelo de Fiedler y el de Hersey y Blanchard, cada uno de
los mismos pone el énfasis en una o varias de las variables señaladas.
Por su parte,
el modelo de Fiedler, parte de la idea de que no hay líderes buenos o malos,
sino más o menos adecuados a cada situación. Este modelo pretende ajustar el
estilo de liderazgo a las circunstancias o situaciones de la organización para
colocar en cada puesto a la persona más idónea.
Haciendo uso
del Test LPC (Least Preferred Co-worker),
Fiedler identifica dos estilos de liderazgo. Por un lado, los líderes
orientados a las relaciones, quienes tienen en cuenta las necesidades de los
subordinados, sus sentimientos, los escuchan y tienen en cuenta sus sugerencias
y recomendaciones y, a su vez, conceden importancia a la opinión que el subordinado
tiene de ellos.
Por otro lado,
los líderes orientados a la tarea, que priorizan sobre todo alcanzar los
resultados con los recursos asignados y dentro del tiempo previsto. Este tipo
de líder se siente cómodo dentro de una organización con procedimientos claros,
donde existe una metodología de trabajo que debe ser cumplida por el personal.
En aquellas situaciones donde la organización no tiene estos procedimientos
desarrollados y prescriptos, ellos de muy buenas ganas los desarrollan,
implantan y administran.
Las
situaciones o circunstancias vienen determinadas por tres variables. En primer
lugar, la relación líder-grupo, que
es el grado en que el grupo respeta y apoya a su líder. Cuanto mayor sea el
apoyo mejor será el ambiente y más favorables las circunstancias para el líder.
En segundo lugar se encuentra la
estructuración de la tarea, es el grado en que las tareas desempeñadas por
el grupo están bien definidas, se dan procedimientos específicos y aparecen
objetivos claros y fijos. Cuando la tarea es estructurada, se considera una
situación favorable para el líder. En último lugar, el poder en el puesto, es el grado de autoridad formal sobre los
subordinados o, capacidad para planificar el trabajo, valorarlo y recompensar,
castigar o ascender. Cuanto mayor sea la autoridad formal más favorable será la
situación.
Atendiendo a
las diferentes combinaciones de valores de estas variables, Fiedler identifica
ocho situaciones básicas. Los líderes orientados a la tarea serán los más
adecuados ante las situaciones más desfavorables y ante las netamente
favorables. Para el resto de situaciones, las intermedias, Fiedler concluye
que, un líder orientado a las relaciones proporcionará mejores resultados.
Es importante
destacar que este autor afirma que como somos vamos a morir, es decir, si
estamos orientados a la tarea así seremos, aunque aprendamos a ser orientados a
las personas siempre seremos o volveremos a lo que somos.
Por su parte,
Hersey y Blanchard identifican un modelo que se basa en la cantidad de
conductas de relación, mantenimiento, y de tareas, directivo, que el líder
aporta en una situación. A su vez, la cantidad de conductas de ambos tipos se
basa en la disposición del seguidor.
El comportamiento de tarea indica el grado
en que un líder expresa en forma detallada a sus seguidores qué hacer, dónde,
cuánto y cómo llevarlo a cabo. El comportamiento
de relación señala el grado en el que un gerente escucha, brinda apoyo y
estímulo y hace que participen los seguidores en el proceso de toma de
decisiones. La disposición del seguidor
es la capacidad y la disposición de los subordinados a desarrollar la tarea.
Los seguidores tienen varios grados de disposición:
·
R1: no están capacitados para realizar
la tarea y tampoco están dispuestos.
·
R2: no están en posibilidad de hacerla,
pero están dispuestos y se creen capaces de realizarla.
·
R3: cuentan con la posibilidad de
hacerla, pero no están dispuestos o seguros de realizarla.
·
R4: están en posibilidad de realizar
la tarea, dispuestos y seguros de su capacidad de realizarla.
En
función de estas variables, el líder deberá enfatizar en las conductas de
relación o en las de tareas. Atendiendo a la cantidad de conductas de tarea y
de relación se puede distinguir entre cuatro estilos de liderazgo:
1. Explicación o directivo:
gran cantidad de conducta de tareas y poca de conductas de relación. Adecuado
para el seguidor del tipo R1.
2. De convencimiento:
gran cantidad de conductas de tarea y de relación. Adecuado para el seguidor
del tipo R2.
3. De participación:
gran cantidad de conductas de relación y poca de conductas de tarea. Adecuado
para el seguidor del tipo R3.
4. De delegación:
delegada en el subordinado aportando escasas conductas de tarea y de relación.
Adecuado para el seguidor del tipo R4.
La principal
crítica que se realiza a este modelo es que considera como única variable de
contingencia la disposición del empleado, dejando fuera del análisis otros
factores contextuales como el tipo de trabajo a realizar.
ÚLTIMAS
APORTACIONES.
En el
transcurso de los últimos veinte años han aparecido nuevas perspectivas en
torno a la teoría de liderazgo, a las que se hace referencia como liderazgo
‘carismático’, ‘heroico’, ‘transformacional’, ‘visionario’ o ‘sirviente’, todas
ellas relacionadas entre sí, llegando incluso a confundirse en ocasiones.
Hay personas
que ejercen un impacto excepcional en sus organizaciones, personas a las que
sus subalternos les atribuyen capacidades heroicas o extraordinarias cuando
observan ciertos comportamientos, se trata de los líderes carismáticos. Estos tienen
una meta idealizada que quieren alcanzar y un fuerte compromiso personal con
esa meta. Son percibidos como poco convencionales, son firmes y confiados en sí
mismos y considerados como agentes de un cambio radical, más que, como
administradores del statu quo. Estos líderes son capaces de transmitir su
visión o meta y atraer el compromiso y las energías a sus seguidores para
alcanzar esa meta, incluso a costa de un esfuerzo superior al normal.
A pesar de lo
expuesto, un líder carismático no
siempre es necesario, es más apropiado cuando la tarea de los subalternos tiene
un componente ideológico como sucede en política, religión o empresas que están
introduciendo un producto radicalmente nuevo o enfrentan una crisis que amenaza
su existencia. Cuando lo necesario es consolidar un status adquirido suelen
generar problemas y conflictos internos.
Finalmente, se
hará referencia a los líderes transformacionales
diferenciándolos de los transacionales.
Estos últimos serían todos aquellos líderes analizados anteriormente, a
excepción del carismático. Estos líderes determinan qué necesitan hacer los
subordinados para alcanzar sus objetivos personales y los de la organización,
clasifican esas exigencias y les ayudan a adquirir la confianza en que
conseguirán sus objetivos si ponen suficiente esfuerzo. Guían o motivan a sus
subordinados en dirección a las metas establecidas al esclarecer los
requerimientos de los roles y las tareas.
Sin embargo,
los líderes transformacionales inspiran
a sus seguidores a trascender sus intereses personales por el bien de la
organización. Estos líderes motivan al individuo a hacer más de lo
estrictamente necesario, a superar intereses personales a favor del equipo y a
elevar el nivel de necesidad hacia la autorrealización. Estos líderes prestan
atención individualizada, estímulo intelectual y poseen carisma. Pero, es más
que carisma, ya que este líder intentará infundir en sus seguidores la
capacidad de cuestionar, no sólo los puntos de vista establecidos, sino
también, si es necesario, los establecidos por el líder, aspecto este que no
aceptaría un líder puramente carismático.
Las
dimensiones del liderazgo transformacional son las denominadas cuatro I´s, de
sus iniciales en inglés:
- Influencia
idealizada. Facilita la identificación con
el líder. Para ello, se requiere ser honesto, generar confianza y tener
carisma. El líder crea un estilo de trabajo, comparte la fama, demuestra
persistencia en la consecución de los objetivos, genera un sentimiento de
que todo es posible, por lo que genera admiración, empatía y
convencimiento de seguirlo. Asimismo, también puede ser conocida esta
dimensión como el liderazgo carismático.
- Consideración
individualizada. El líder transformacional
muestra preocupación pos sus colaboradores, los trata de forma diferenciada
conforme a sus propias cualidades y capacidades, es decir, tratándolos de
forma individualizada, atento a sus necesidades y proveyéndoles retos
apropiados a cada cual y buscando ayuda en su desarrollo. Les otorga
confianza y responde a sus demandas.
- Estimulación
intelectual. Somete a sus colaboradores a
pruebas intelectuales buscando la estimulación de sus capacidades. Ofrece
medios para enfrentar problemas de forma distinta. Reexamina las
suposiciones y premisas, el statu quo. Cree que, por medio del cambio y la
innovación, se encuentran oportunidades de desarrollo y crecimiento.
- Motivación
inspiracional. El líder muestra capacidad para
detectar amenazas y oportunidades. Desarrolla una visión que entusiasma al
grupo. Busca inspirar nuevos horizontes, promueve el punto de vista de
situaciones futuras motivadoras ‘deme sueños a seguir’ frente al
‘obligaciones para cumplir’. Da por lo tanto un significado, un sentido
que motiva a la acción.
El liderazgo
transaccional y el transformacional no deben considerarse como enfoques
opuestos para hacer que las cosas se lleven a cabo. El transformacional se
levanta por encima del transaccional, ya que el primero produce niveles de
esfuerzo y desempeño del subordinado que van más allá de lo que se conseguiría
con el segundo.
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